Este verano mi sobrino Edu se fue a Irlanda para aprender inglés y, como no podía, ser menos le hice una tarta.
Para su bienvenida, toda la familia lo recibimos en el chalet de mi madre, primos, tíos y abuela como no podía ser menos, estuvieron toda la tarde preparando una pancarta en la que todos le firmamos y nos alegrábamos de que volviera a casa.
Al llegar con sus padres le gastamos una broma un poquito cruel, jejeje, todos se escondieron y le dijimos que no había podido venir nadie y que unos pocos estaban en la estación esperándolo. El pobre no sabía que decir ni que hacer, pero cuando entró al salón vio la pancarta y todos salieron de su escondite, mereció la pena por verle la cara.
Luego le dimos la tarta con su leprechaun y su cántaro de monedas de oro y todo.
La tarta se la hice de vainilla y rellena de mermelada de frutos del bosque,muy buena la verdad.
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